sábado, abril 9

La Suma de los Días, Paranoicas #20

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Mi realidad es la suma de mis sueños, suelo pedirme perdón por mi poca preocupación por olvidar, es ese miedo a no recordar nada jamás, y tener entonces que inventarme otra vida. Te imagine pensando, me pensé imaginando, ¿A dónde se fueron esos sueños?, ¿A qué lugar del mundo fueron a dar mis promesas cumplidas y no cumplidas?.

Lo que soy, no es más que la suma de mis partes, de mis ayeres y mis mañanas, el hoy, el presente, el ahora, es un rincón que no está vacío, que no está lleno, que estoy yo y el montón de cosas, recuerdos y momentos que me constituyen como persona, los dones y virtudes, pero más que todo defectos, mis imperfecciones, y mis silencios, todo eso y más, también lo que callo, lo que pienso y jamás diré, y lo que grité y gritaré también.

Llegar a cierta edad, es llegar a la suma de mis conclusiones, a la catarsis, a mi, llegar a mi. Yo soy ese que no se come las aceitunas, ese que cada noche antes de dormir debe arreglar la cama, que escucha música para programar, y jamás conseguirá el algoritmo perfecto para ser tan puntal como debería serlo, y he descubierto que he encontrado más de mi en ti, que en mi. ¿Quién es mi?.

Termino en esta habitación plana, vacía y que tan poco me describe, para tener un día más cerca al final, y un día menos de vida –si lo vemos en conteo regresivo-. Yo soy el que siempre se pregunta ¿Qué hemos hecho?, nosotros ¿Qué hemos hecho?, y sólo puedo sonreír, soy todo lo que he vivido y más, soy la suma de mis días.

sábado, abril 2

Quiero Decir, Paranoicas #19

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Siempre pienso, me gusta pensar, pero detesto pensar… Siempre tengo un discurso preparado, que jamás uso, por temor a confundirme, a olvidarme, a enredarme… En realidad a entender que todo lo que estoy diciendo no es más que una mentira, y no creerme mi mentira, me da miedo. Ese discurso en el que pierdo tiempo, ordenando palabras, que en algún momento esperan salir, ser libres por fin, pero nunca de mi. Siempre tengo que decir, pero no digo nada, me da miedo perder, me da miedo sufrir, prefiero callar, que el silencio diga lo que tenga que decir.

Hoy ya no siento nada, pero escucho tu voz, que me dice lo mismo… Y yo me cansó, y me voy, no quiero comenzar a recitar mi discurso final, ese que tengo guardado desde hace meses atrás, una mentira grabada en mi mente en forma de recital, un montón de palabras para no decir nada, para dibujarte un final que sepas entender, un se acabó que quieras escuchar, un hasta aquí que quieras aceptar… Pero pensando en mi, no puedo permitir seguir pretendiendo ser el ciego de los dos, jugando a no verte más.

Y no es fácil –y tampoco quiero ser la víctima aquí-, pero tú puedes pensar lo que quieras, yo no sé como haré para comenzar a sacarte de mi, olvidarme de todo, poner cada recuerdo en una cajita de zapatos, y enterrarla en el jardín de tu casa –porque en mi casa estaría tentando abrirla cualquier día de debilidad-.

En mi mente vienen y van tus palabras de siempre, que conmigo tu vida pasarías… Y yo sólo quiero perderme, encontrar la salida, no equivocarme más, huir y nunca volver. Sé que para ti, es más fácil decir que me equivoque, que quieres vivir el pasado otra vez. Pero todo cambio –cliché necesario- para que por fin quieras escuchar, lo que te quiero decir, y es que yo contigo no quiero vivir.