sábado, diciembre 31

El sueño que nunca soñé, Súperhistoria #31

31diciembre
Ella se sentaba siempre en el puesto del medio, en la tercera fila… En la sala de espera de la estación de autobús, una vez al mes, siempre en domingo a las 8:00pm. Él se sentaba a su lado, una vez al mes –coincidían-, siempre en domingo a las 8:00pm. La vida se gasta toda su energía en elaboradas coincidencias, no se conocían, tal vez una mirada furtiva, un roce de manos intencional, nada fuera del otro.
¿Cuánto tiempo debió pasar para que algo más se diera?… Lo suficiente para que él tomara la iniciativa de preguntarle por la hora, y ella responderle con su número de teléfono. La vida ayudó a juntarlos, pero ellos debían hacer el resto.

Una primera cita para considerar sin lugar a dudas que la segunda cita sería la confirmación “que el amor siempre puede más”, y así fue, a la tercera ya era completamente imposible ocultar que el amor al igual que la vida actúa de formas extrañas, y los detalles son la sonrisa del corazón cuando dos almas deciden amarse.

¿Qué necesitó ella para ser feliz?, justamente no fue tenerle a él, pero estar con él le hizo todo más sencillo, la felicidad siempre fue intrínseca a ellos dos por separado, simplemente un día como cualquiera, de esos en los que el cielo parece sonreír un poco y el sol no parece querer cocinarnos, decidieron compartir su felicidad.

Para él, tocar sus labios era comparable casi a la sensación de vértigo en el estomago cuando sientes caer en el vacío, comparable a ese chorro de adrenalina que corre libre por el cuerpo, comparable con la sensación de invulnerabilidad, de ingravidez, de transportación a lugar donde todo es posible y nada más existe excepto ellos dos, sólo los dos.

Pero, se hicieron las 9:00pm tiempo de abordar el autobús, de despertar del sueño, y vivir un poco la realidad, de darse cuenta que él nunca tuvo valor de preguntarle la hora y ella mucho menos de darle su número, porque la vida ayudó a juntarlos, ellos debían hacer el resto.

martes, diciembre 27

Sin Palabras, Xtraviada #5

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Cuando las palabras se agotan,
Cuando el destino se acaba,
Cuando miro hacia adelante
Y no puedo ver nada.

Cuando el silencio lo es todo,
Cuando mis manos no sienten,
Cuando el soplo de existir
Se ha ido para siempre
.

Cuando no existe un mañana,
Cuando el sol ya no está,
Cuando la soledad simplemente no se va
Y sin poderlo evitar se pierde la verdad
.

Cuando no sé sobre que escribir,
Cuando el amor ya no me llena,
Cuando la música ya ni se entiende
Y todos los sentimientos se vuelven piedra.

Cuando no sé si existir,
Cuando morir es igual que vivir,
Cuando vació me siento yo
Y sin palabras ya no quiero seguir.

sábado, diciembre 24

Lo que dura un suspiro, Súperhistoria #30

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La melancolía se ha adueñado de ti, piensas en como dejar de pensar, vivir un poco más, tener el valor de levantarte de tu cama, abrir la ventana y mirar al cielo, para conseguir sin más un nuevo verso en tu historia.

Lo viste llegar, y así sin más… Te internaste en él, intentaste desnudar su intención, derrumbar su disfraz hasta que él no pudo más y dejó caer el telón. Todo quedó descubierto para ti. Te aferras muy rápido a las personas tanto como con las cosas, te aferras muy deprisa, eres explosiva, impredecible, efímera, la forma más pequeña del tiempo que tiene el universo.

Pero estás allí, acostada negándote por un instante abrir los ojos, sentir la brisa rozar cada poro de tu piel, como el universo se encarga de movilizar cada pequeña célula de tu cuerpo para surtir con aliento de vida  tu ser, pero te abstraes en él, te mueres por él tanto como vives por él.

Sólo de vez en vez te apartas de esa ventana, por donde todo los días lo vez pasar, prolongando la sensación del suspiro diario que te produce verlo, para vivir un poco pero no lo suficiente como para olvidar que mañana a la misma hora debes ir hasta la ventana a verle pasar nuevamente, y suspirar no para siempre pero si lo suficiente como para ser feliz un instante.

jueves, diciembre 22

Ella y él, Súperhistoria #29

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Fue cuestión de tiempo para que la vida se tomara un momento de encontrarlos, de unirlos, de permitirles ingresar al juego y conocerse, y tal vez si todo salía bien, enamorarse. Fue cuestión de tiempo para que se tropezaran como dos extraños se tropiezan y nada pasa, pero con ellos todo pasó, se detuvo el destino, el universo, la energía… Se detuvo todo eso en lo que ellos a veces creen y en lo que no creen también.

 

Fue cuestión de tiempo para que él le pidiera una segunda cita, pero como ella no cree en las segundas partes prefirió tomarlo como una extensión de la primera… Y pensó para sí: “Contigo quiero vivir en una eterna primera cita, quiero siempre sentir el primer roce, ver tu primera sonrisa, dejarme abrazar por primera vez, por primera vez besarte… y así para siempre, de esos loops eternos de los que a veces suelo hablar y algunas otras veces no me sé entender”.

 

La vida a veces se toma oportunidades para inventarse historias con nuestras vidas, jugar a los dados, al azar… A juntar y separar, a reírse de nosotros y luego llorar a nuestro lado… Así pasó con ella y él.

 

Él se decía: “… El después lo desconozco, te quiero ahora, te quiero hoy que te tengo aquí y me tienes aquí y nos tenemos los dos, aquí y te escucho respirar y te siento vibrar cuando te abrazo y nuestros corazones se encuentran y es como si quisieran escapar, para no separarse nunca”… En su interior ella sentía “no querer nada menos que él, porque él era todo y más”.

 

¡Qué loco!, como el tiempo y la vida en sus amores del día a día se han encargado de inventarse una historia nueva con ella y él.

lunes, diciembre 5

Los meses se van, Paranoicas #26

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Cuando no escribo, no existo… Y no existir me deprime, detesto los meses que se me van, y yo me quedo callado como sino tuviera algo que decir, como sino quisiera hablar, escribir. Pero tanto que decir y tan poco tiempo, tanto que escribir y no sé por donde comenzar.

Podría comenzar por mi felicidad y concluir con mi depresión que se extiende mes a mes, podría comenzar por ti y terminar con el nunca fuimos el uno para el otro, podría hablar de la paz que siento y finalizar con el caos que me hace ser la persona que soy… Los meses se me van y si no duermo, no puedo soñarte, ya no sé imaginarte despierto, pero dormido no vivo, ¿Qué hago?, vivo sin ti o sueño contigo.

Ya no se siente igual, contigo o sin ti, no se siente igual, tampoco se me ha dado bien eso de mirar atrás y conseguir volver a ese tiempo en este espacio, no soy de los que deja las puertas abierta, no soy de los que retrocede, ya recordar no es vivir, por lo menos no en mi caso.

Y prefiero morir sonándote todos las noches, que vivir muriendo a tu lado todas los días.