miércoles, mayo 8

Yo Confieso, Paranoicas #37

b8825574dd7635037cefbc6dfe43b4d768430548_m

Me he topado con ese momento en el descubro una gran verdad que me define como persona, que yo no estaba preparado para aceptar.

Estaba mirándome al espejo creyéndome completamente seguro de todo y resulta que no estaba seguro de nada.

Y esta nada que me envuelve ahora es todo, ¿pero qué es todo, sí yo lo qué sé es nada?…

Uno se construye un muro alrededor, para alejar a las personas, mantenerlos del otro lado, a distancia. Uno se construye una fortaleza que nadie pueda derribar, donde nadie te pueda alcanzar, ni tocar. Porque alguna vez pensaste que si nadie te tocaba era mejor, porque no te gusta que la gente te toque.

Eventualmente uno cree que la gente no le gusta.

Y los alejo y mi espacio personal crece y crece y crece y crece y crece, hasta ser del tamaño del mundo, donde no hay nadie excepto yo. Nadie excepto esta soledad que me toca y me toca y me toca y me toca.

Esta soledad que viene acompañada de más soledad, tantas que puedo clasificarlas por color, olor y tamaño.  Y vivir así, construyendo un castillo para alejar cualquier cosa, para de repente darte cuenta que todo era una justificación absurda.

Que no puedes vivir sin que te toquen, alejas al mundo porque te da miedo perderlo luego y es mejor no tenerlo nunca, que tenerlo alguna vez y perderlo de repente.

Y me miro, porque no me reconozco, y me miro porque todo lo que pensaba no era así, y la verdad es que aún no lo acepto, no acepto que quiera derrumbar esta pared… ¿Qué pared?.

Ya no existe.

No hay comentarios: