miércoles, agosto 25

Nos Volvimos Uno, Súperhistoria #15


No se conocían, jamás se habían visto antes, pero ya sea por cliché, por "suponer" que la vida se trata de eso, por esperanzas, por la necesidad de una alma gemela, cada uno sabía que en alguna parte estaba su otra mitad, su complemento, ese ser que completaba la dualidad que nos hemos inventado, para creer ciegamente los unos a los otros, el motivo para amarnos sin comprender muy bien porqué o cómo.

Él un ser sin preocupaciones, con sonrisas para regalar, abrazos que dar, sueños que alcanzar, metas establecidas, de esas personas que ayudan incondicionalmente, de los que temen al karma pero no se arrepienten, de los que no creen tanto en los porqués sino más bien en los ahora, para él encontrar por fin la luz que le de sentido a su vida, para finalmente convencerse que una de las cosas que hay que hacer en esta vida es enamorarse perdidamente, no tanto porque necesite sentirse completo, más bien para olvidar las noches solitarias, tener más tardes compartidas, motivos para filosofar eternamente con el roce de las palabras sobre el cuerpo de quién ama, para así por fin sacar ese montón de besos guardados en su buró y entregarlos a quién realmente se los merezca.

Ella, una chica afanosa, dulce y amable, con una extraña inocencia que jamás perdió a pesar de haber perdido muchas otras cosas, misteriosa aunque siempre negará serlo, cómplice de sus pensamientos más secretos que provocarían en ella esa vergüenza nata típica de sí, de pocas palabras, creadora de sueños que jamás compartiría por imponerse auto-censura, tan alegre, una melancólica perdida entre lo bueno y lo malo, disidente de un mundo tan insano, para ella lo necesario, lo justo, lo que ella sentía merecer, una mano derecha, esa pieza del rompecabezas que haría que todo tuviera sentido, ese ser que le daría sentido a las cosas pequeñas, a las sonrisas y miradas, a las caricias que mantuvo guardadas con ella hasta encontrar a la persona perfecta.

Para ambos, la necesidad de tener sentido, lo que finalmente estaban buscando, que todo encajara como piezas de lego con las instrucciones a un lado, dónde no falte ni sobre ninguna pieza, el soundtrack perfecto...

Que un día coincidieran no fue casualidad, para él las casualidades no eran más que confabulaciones de la vida, para ella las consecuencias de nuestros propios actos... Para él, ella fue perfecta, para ella, un sueño del cuál era justo y necesario jamás despertar.

Pero somos fugaces, fueron fugaces, el amor no se extinguió, por el contrario ellos sí, ellos dejaron de existir, pero lo que él le dijo a ella nunca se borró, lo que ella sintió jamás lo olvidó, lo que hicieron juntos perduró, el soundtrack de sus vidas fueron los Arctic Monkeys, que le dieron ritmo a cada uno de sus actos, que le proporcionaron letras a cada una de sus miradas, a cada una de esas caricias, en esa noche que por casualidad de la vida esos seres se encontraron, se conocieron, se amaron y se unieron.

3 comentarios:

Eileen dijo...

Me encantó esta historia,en especial la descripción de los personajes, fue muy verosímil. Además, debo confesar que me identifiqué con el personaje de la chica :) jaja. Well done! =)

Rosi dijo...

Qué lindo, de verdad inspiró muchísimo en mí.

Luis Olivera dijo...

Gracias por leerme, son el ROCK :D ♥