lunes, diciembre 13

Abrazarte, Súperhistoria #22

c4ef8a3f0d327b6d1d2280fa66c0955e67241cc6_m
Cómo comenzó y cómo terminará no es lo importante para contar, lo importante es hacerte recordar, ir a ese momento en el que por primera vez nos vimos de forma distinta, no fue con lástima, ni siquiera con alegría, fue algo más parecido a tener paz, y tuve paz cuando te vi, y tuviste paz cuando me viste –y lo sé, no porque lo hayas dicho, lo sé porque lo vi en tus ojos, y lo sentí al tocarte, y lo sentí al respirarte–…

Fue ese día de un mes que no recuerdo, en una noche que tal vez fue fría, pero me inclino a pensar que hacía calor, no había  llovido en días, íbamos en mi carro, no sé si me tomabas de la mano, pero creo que jamás olvidaré como se siente cuando me tocas, esas manos suaves que me queman la piel, haciéndome desear nunca dejar de sentirlas. Yo iba callado, tratando de calmar mis pensamientos y escuchar finalmente la música, tú ibas hablando aunque ahora que lo pienso no estoy seguro, creo que jamás vi tus labios moverse, pero sé que te escuche, a veces creo que fue más una ilusión, un espejismo de esos que se cuentan cuando algo es demasiado fantástico como para ser real, creo que tuviste un poco de eso, fue demasiado fantástico para ser real.

En todo caso, me detuve en una calle de esta ciudad, esa que es amplia, y muy poca gente pasa por ella, te miré a los ojos, te tome de las manos, y no sé porqué, pero te dije: Te voy abrazarMe sentí tonto al decir eso, pues no soy el tipo de persona que advierte antes de hacer algo, simplemente sucede y ya- te abrace, lo primero que puede percibir fue el olor de tu cabello, negro, largo, suspiré pues me sentía tan bien contigo allí, sé que te sentías bien conmigo allí, suspiraste, y sé que te sentiste segura, cómoda… Te abrace tantas veces después, y fue diferente cada vez, yo sobre ti, tu sobre mi, me aferre a tu espalda para no dejarte ir, por miedo a que quisieras escapar, mis labios sobre tu cuello, tus manos sobre mi nuca, mi brazos sobre tu cintura, y el tiempo se detenía y el mundo dejaba de existir, y sólo éramos tu y yo.

Quise decir tantas cosas, que nunca dije, que nunca diré. Quise estar allí para siempre, de ser posible morir en ese momento y renacer, no sé para qué, no entiendo por qué, pero así lo sentí, así lo quise. Y ahora que en las noches no me queda más que pensarte un poco, y desear abrazarte a veces, no porque hayas sido perfecta, más bien porque si en algún momento de nuestras vidas algo dentro de nosotros crujió, fue allí, sé que algo se quebró o algo hizo clic como cuando unes dos piezas que están destinadas a estar juntas, pero no creo en el destino, y sé que no somos las dos partes de una misma cosa, no somos esas piezas de lego que se unen perfectamente…

Y es en las noches cuando siento más ganas de abrazarte, y es en la noches cuando me dan esos ataques de ansiedad, y parezco cualquier adicto, deseando poder drogarme con tus abrazos nuevamente, pero ni te abrazaré nuevamente, ni fue real.

No hay comentarios: