lunes, marzo 26

La confianza que ya no tenemos, Súperhistorias #32


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Las historias siempre comienzan como un contrato implícito entre los interlocutores, entre quién cuenta y quién escucha, un contrato que nos pide atención, nos pide confianza entre el que habla y el que atiende. Cuando contamos algo, pedimos a quién nos escucha confíe en nosotros, mientras quién escucha pide que le digamos la verdad.

La vida también es un contrato, y sin darnos cuenta vamos por ahí firmando papeles, haciendo actos de fe, confiando… Sin percatarnos vamos por ahí poniendo nuestros sueños, sentimientos y deseos en manos de otras personas, confiamos porque de eso se trata un poco la vida –a parte ya de lo demás–.

¿Es tan difícil –se preguntó él– qué puedas hablar con sinceridad?. Su interlocutor se acomodó en su asiento, miró a los lados y permaneció en silencio.

En cambio ella, al otro lado del mundo pensaba… “La vida es ocultar lo que sientes hasta lograr lo que quieres”, pero él la miraba y sabía lo que pensaba, aún así le quería pero también le odiaba y dijo en voz alta: Sabes, la vida, la vida es cómo expresas lo que sientes y piensas, la vida son las palabras adecuadas que abren las puertas de tu alma, la vida es como nos hacemos felices siendo sinceros.

Por otro lado, antes de la media noche, en un lugar remoto de una ciudad remota, se abalanzan las palabras sobre un escritor subpagado que escribe párrafos para una editorial amarillista, que intenta armar con párrafos aislados, una única historia...

Y se dice para sí, -porque ya lo que tenía que decir lo dijo y lo que no dijo ya no lo pudo decir-: “Ya no sé si quiero armar el rompecabezas del final de esta historia, la decepción siempre se encarga de volver y abatir sin compasión lo que uno poco a poco se ha encargado de armar, la confianza es como un castillo de copas de cristal, que después de destruido es muy difícil volver a levantar –sobre todo si se usan las mismas copas-, porque tanto la confianza como el amor son puentes, y bien sabemos que los puentes no se sostienen solo de un lado”.

“Uno mantiene las esperanzas de escuchar más de una disculpa, más de un lo siento, más de un perdón… Uno mantiene las esperanzas de un final diferente para la misma historia de todos los días, uno espera que algo cambie, que el esfuerzo sea diferente, pero entendemos que ya esa confianza no la tenemos”, escribió una señora en su diario, antes de cerrar los ojos y entregarse a la noche.

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