lunes, septiembre 27

Por Defecto, Súperhistoria #17

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Siempre le tuviste miedo a eso de envejecer, el tiempo nunca fue tu mejor amigo, de hecho muy pocas cosas/personas lo fueron, nunca fuiste de los que miran atráspor lo menos no delante de otras personas-, ni de los que se interesan aparentemente por algo, aunque sabías perfectamente que tus propias pasiones te mataban a veces.
Respirar era como morir de a poco, lentamente, dejar que el alma se te fuera, no podías evitarlo, eras así, un ser complejo que intentaba ser simple, lo más difícil de todo era ocultar como tus propias miserias te consumían poco a poco, y reír, reír era tan difícil para ti.
Según pasaban los años las caras, los momentos, las voces y las palabras se volvían desconocidos, pero pensar en el futuro era desgarrarte desde adentro, un placer doloroso que no te permitías sentir muy seguido. Resultó que no soñabas, y si lo hacías nunca lo mencionaste, siempre callaste, siempre.
No era tu intención dejarte querer, pero muchas personas lo hicieron, quizás para ellos tú necesitabas protección, en cambio para ti, ellos necesitaban ser protegidos, pero no lo hiciste aunque muchas veces sentiste que debías hacerlo, pero no fue suficientemente fuerte, le temiste siempre a eso de querer, y dejarte querer, tú miedo más grande fue siempre tener que depender, establecer lazos no era lo tuyo.
Pero “Se tiene el corazón que se trae por defecto”… Y tu mente siempre fue ocupada por pensamientos de inexistencia, sobre los límites del universo, te gustaba eso de regresar del olvido para recordar que estabas vivo, pero sólo eso vivo, esperando ya no estarlo, cómo ahora.

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