sábado, abril 3

None, Súperhistoria #7


No siempre creyó que la mejor forma de escapar era corriendo necesariamente, había veces que pensaba que escapar era simplemente dejar de estar, cosa que nunca logró, siempre estuvo, estuvo presente intrínsecamente en cada momento, instante... No dijo mucho, tampoco fuera que obligatoriamente sus palabras fueran importante, la importancia tampoco llegó. Días con noches, noches y noches, y días también, de leer, leerTE y leerME, esperando por ser leido.

Cosas que nunca dijo, pero que supo leer del lugar adecuado, cada cierto tiempo. En habitaciones acolchadas el tiempo se fue volando, mientras continuaba leyendo, lo que su mente siempre quiso leer, mientras de pintura verde se teñían las blancas paredes que a veces desaparecían y daban pasó a lo que su imaginación fuera capaz de crear, habitaciones blancas.

La felicidad no fue efímera, más para otros fue inentendible, sonreír para sí eso solía hacer, cuando la luz se colaba por una pequeña ventana en lo más alto de la pared este... Había días que desde el suelo miraba al techo, y con eso era suficiente, la vida era suficiente, el tiempo fue suficiente, no existió forma de que algo no fuera suficiente... Entonces la ausencia, el desenlace final, lo que tenía que pasar, y la habitación blanca quedo vacía, y más nunca se tiño de verde...

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